quarta-feira, 8 de setembro de 2010

Un desierto verde



En 1756, un corregidor describió a Trujillo en los siguientes términos: “A esta región le hacen falta colores, no hay nada sembrado.”

Los valles ubicados en La Libertad eran un arenal. He visto la arena, en un viaje que hizo a Perú en el año 2007, pero había mucho más. Había verde en la arena.

Un proyecto de riego, el Chavimochic, condujo el agua del río Santa para aquella zona árida, que se ha convertido en una de las más importantes exportadoras de productos agrícolas del país. Desde el cielo si ven los 20 km de túneles, canales y presas que transforman la arena en un mar verde.

Hoy en día Trujillo es una ciudad próspera. Tractores aran la arena. Personas caminan por los surcos para cosechar espárragos.

La experiencia demuestra que es posible transformar territorios desérticos en polos de producción de frutas, hortalizas y legumbres, con potencial de generar trabajo y mejorar la calidad de vida de la población.

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